"Espero al final de mi vida, haber encontrado todos los valores de la niñez" (Miró)

Pegatinas, gomets... qué tienen de malo? Por Olga Marín de su blog "Mamá Om"

Pegatinas, gomets… ¿Qué tienen de malo?



¿Usas gomets, pegatinas, puntos, estrellas, para cambiar ciertas conductas de tu hijo o para enseñarle ciertas competencias? La mayoría de expertos defiende el uso de las recompensas para reforzar una conducta positiva en los niños. Por ejemplo: quiero que mi hijo recoja sus juguetes, voy y diseño un póster y mi hijo va pegando gomets cada vez que los recoge. Al final, mi hijo recibe un premio (chuches, juguete, privilegio en forma de salida al cine, o lo que sea). La base de la idea es que hay que reforzar con premios o recompensas la conducta que quieres que se repita. Pero, ¿conoces los efectos perjudiciales que puede tener el sistema de recompensas en tu hijo?

¿Por qué no funcionan a largo plazo?

§ Porque tu hijo perderá interés por realizar esa conducta cuando dejes de recompensarle, ya que la motivación para hacerla es externa en lugar de interna (la satisfacción de un trabajo bien hecho).

§ Porque la recompensa puede dejar de tener interés para tu hijo y, por lo tanto, dejará de sentirse motivado a hacer aquello que tú quieres.

§ Otro punto que me parece muy importante es lo que comunicas a tu hijo al usar este sistema. ¿No crees que le estás comunicando que tu amor es condicional en lugar de incondicional? Si te portas como yo deseo, te apruebo; de lo contrario, no te apruebo.

El experto Alfie Kohn propone algunas ideas alternativas que me parecen muy interesantes.



1. Habla con tu hijo sobre el comportamiento que no te parece aceptable y dile cómo cambiarlo.

2. Piensa en el comportamiento de tu hijo e intenta encontrar el motivo que lo puede estar causando. ¿Hay algo que puedo cambiar? ¿Estoy yo contribuyendo a ello de algún modo? ¿Está mi hijo intentando comunicarme algo? Este punto me parece esencial. Imagina que tu hijo llora últimamente por cualquier cosa. ¿Le pondrás como tarea “no llorar” para que su comportamiento deje de incomodarte, o te pararás a ver qué le puede estar pasando? Para mí, la respuesta está clara.

3. Pídele a tu hijo que evalúe su comportamiento. ¿Puedes mejorar? ¿Cómo puedes hacerlo? ¿Estás dispuesto a hacerlo?

A mí me parece que la diferencia radical entre una manera y otra es que la primera pone todo el peso en la obediencia; la segunda, en educar hijos responsables y autónomos. Además, este sistema de recompensas está enteramente dirigido por el adulto, que lo impone en el niño, y es el adulto quien decide si el niño ha hecho bien o mal la tarea asignada. Creo que hay muy poco margen a la autorresponsabilidad, la autonomía, la creatividad del niño.

Si crees que las pegatinas tienen valor como instrumento educativo, tal vez con estos “arreglillos” puedas conseguir resultados no solo a corto plazo, sino también a largo plazo:

§ Tu hijo será quien cree el póster si sabe escribir; si no sabe, puede usar imágenes.

§ Céntrate en el valor intrínseco de la tarea para explicarle por qué debe hacerla. Por ejemplo: si tu objetivo es que lea cada día un ratito, ¿cuál es el valor intrínseco de la lectura? Es la mejor forma de que te lo “compre”, en lugar de sobornarlo con una recompensa que no aporta ningún valor intrínseco.

§ Asegúrate de que todo el proceso sea en positivo. No hay consecuencias por no hacer la tarea, no hay competencia entre hermanos (o entre compañeros si eres profesora); sencillamente, se trata de que el niño haga lo mejor que pueda.

Ahora, cuéntame tu experiencia, tu opinión. ¿Usas este sistema de recompensas? ¿Te sirve? ¿Eres una defensora o una detractora del sistema?

Un cálido abrazo y hasta la próxima.





· Mariajose19/11/2013 en 09:26

Detractora a más no poder. Os dejo la experiencia que tuve con mi peque. En la guarde, por sistema, todos los niños a los 18 meses pasaban de purés a sólidos, mi nena tenía reflujo gastro y no se le daba muy bien lo de comer. La psicopedagoga de la guarde nos insistió en usar el sistema de recompensa que usaban en la guarde con los famosos gomets, pero con caras tristes y caras contentas. Fue horrible, porque añadíamos la falta de esas recompensas de la guarde, allí si tenían caras contentas en todas las actividades (hacer las fichas, ir al baño sin mojarse, “ser bueno” y comer bien) se llevaban a la mascota y claro, mi niña nunca la trajo a casa, porque o no comía o vomitaba. A los dos meses de empezar a seguir el método de las caras tristes – caras contentas, ella sólo tenía terrores nocturnos y yo la sensación de estar hacíendole muchísmo daño. Lo mejor fue el día que decidimos que en casa no entraba ni una sola cara triste más, ayudé a Manu a pegar todas las caras contentas que teníamos, y no empezó a comer mejor, pero el momento de la comida fue mucho más relajado.
Espero que os sirva mi caso, conozco a mucha gente que le ha funcionado, pero yo he dejado de creer en los métodos conductistas porque bajo mi punto de vista le restan mucho amor a las relaciones padres-hijos.
Abrazos,
Mariajose

§ Olga Marín19/11/2013 en 09:51

Mil gracias por tu aportación, María José. Espero que ayude a otras mamis en tu situación.
Un fuerte abrazo.

· Belén19/11/2013 en 09:50

Hola! Yo me declaro detractora del sistema de recompensas, por tanto ni se me pasa por la cabeza emplearlo. Mi meta es que mi hijo interiorice las normas, que con el tiempo se autorregule por sí mismo, no por conseguir nada externo. Las normas que tenemos son básicas y tienen un valor por sí mismas (por higiene, por seguridad, por salud…) Creo que así el proceso es más largo que con gomets, pero sospecho que a la larga más efectivo en el sentido de que el niño integra la norma per se. Un saludo!

§ Olga Marín19/11/2013 en 09:53

No podría estar más de acuerdo contigo Belén. Veamos qué experiencias nos aportan otras mamás.
Un fuerte

· Amanda19/11/2013 en 15:31

Como madre no te puedo decir… Mi hija tiene 2 años y aunque no ponemos gomets estoy negociando con ella todo el día!!! Los terribles 2 años!! Pero como maestra, sí puedo decirte que en ciertos alumnos el sistema funciona, pero no exactamente como tú lo describes. Es el propio alumno el que debe ponerse metas (por ejemplo, no pegar a los compañeros, no contestar faltando al respeto…) objetivos que el mismo reconozca que le harían sentirse mejor y periódicamente valorar, con gomets, si está consiguiendo o no lo que se propone. Recoger esta información mediante gomets le permite obtener una visión general de sus avances. En resumen, que estoy de acuerdo con el método como recopilador de datos valiosos para una reflexión posterior, pero que creo que el premio o no premio carece de importancia. No sé si me he explicado bien… Saludos

§ Olga Marín19/11/2013 en 15:34

Claro y meridiano, Amanda. Espero que otras maestras puedan aportar también su opinión.
Mil gracias y un abrazo.



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